El regalo de Isabel

Foto: Isabel y Ansari

¡Namaste!

Isabel, es una colaboradora de ME IMPORTAS que ha estado trabajando con nosotros este verano en Calcuta. Su trabajo voluntario y generoso ha sido de gran ayuda para nosotros y nuestras familias.

El de Isabel es un corazón valiente y entregado, un corazón que ha repartido sonrisas y alegría en el slum de Calcuta.

Aquí os dejo un reflexión que ha querido compartir con nosotros. ¡No dejéis de leerla!

"Como empezar a contaros de Calcuta y de sus gentes…, ardua tarea, no se si seré capaz de transmitir las emociones y sensaciones que producen pero voy a intentarlo...

Podría hablaros de las malas condiciones higiénicas que padecen nuestras familias, sin acceso a agua y algunos sin un techo consistente donde refugiarse de los monzones o del calor. Sus casas son pequeños habitáculos muy organizados y ordenados, con una cama como elemento principal. Pero que no os invada un sentimiento de tristeza, a pesar de todo, son personas alegres, cariñosas y empáticas. Son capaces de asumir su situación y no vivir lamentándose, siempre siguen adelante. Muchas de estas cosas "nosotros" los del primer mundo, los occidentales, no somos capaces de hacerlo, no somos capaces de ser sino sólo de estar. En este país siempre son capaces de hacerme ser mejor persona y reconciliarme con el ser humano.

En Calcuta en general, y en los slums en particular, todo fluye naturalmente, a pesar de la suciedad en la que están sumergidos, el calor y la falta de necesidades “básicas”. Las personas a las que he tenido el privilegio de poder conocer gracias a Arturo, Jorge y Alejandro, son personas con una dignidad envidiable, exquisitamente educadas y atentas. Te hacen sentir emociones y sentimientos, a veces muy escondidos. Con ellos, no siempre son necesarias las palabras, bastan esas miradas tan llenas de luz y cariño, sus atenciones, sus gestos y caricias, tan tiernas, tan francas, que te desmontan emocionalmente. Te reciben como si fueras ese familiar al que quieren y que viene a verlos, de tal manera que no puedes parar de sonreir. Se me refleja en la cara y en el espíritu sus buenas vibraciones. Es un feedback perfecto.

Es un privilegio poder compartir con ellos estos momentos, es un tesoro que me llevo para siempre en la mochila de mi vida. Intentar mejorar un poquito sus vidas, cuando a nosotros nos cuesta tan poco, es un sentimiento más bien egocéntrico. Sí, lo acepto. Y se que me llevo mucho más yo de lo que puedo haber dado. Es tal el enriquecimiento personal que no vuelves a ser nunca el mismo y a veces cuando estás inmerso en la loca rueda del ritmo occidental, quejándote de cosas simples y superficiales, te vienen a la mente y al corazón, estas gentes que sin tener nada, son capaces de disfrutar de lo poco que tienen y compartirlo con un “extraño”.

Se revuelven los sentimientos y las emociones al repasar los acontecimientos del día, las palabras recibidas, las miradas transparentes y sus atenciones… Y te quedas hecha “un flan”, porque te sientes pequeña, insignificante. Sin embargo, ellos te hacen crecer.

Podría seguir escribiendo horas y horas pero no se si sería capaz de transmitir un mínimo de lo que he sentido y he vivido día a día con las familias del slum. Ha sido un gran regalo para mi.

Isabel. "