¡Namaste!
La
mayor parte de las prendas de cuero que se venden en Europa y EE.UU. se
producen en Bangladesh, en multitud de fábricas que sin ningún tipo de
control ni garantía laboral, son auténticas trampas mortales para tod@s
sus trabajadores. Esta práctica que contribuye a que determindas
empresas multinacionales se llenen los bolsillos supone una profunda
vulneración de los Derechos Humanos más básicos.
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